viernes, 7 de agosto de 2015

EL MEDIO AMBIENTE

          Introducción al concepto de medio ambiental

 Para poder comprender lo que ocurre a nuestro alrededor y saber en cada momento y con exactitud de qué estamos hablando, es fundamental que conozcamos un conjunto de términos básicos que se van a emplear con mucha frecuencia a lo largo de este Módulo. Como además veremos, estos conceptos referidos al medio ambiente están íntimamente relacionados unos con otros, por lo que es importante dominarlos bien para evitar confusion  . Por ello, este capítulo está dedicado íntegramente.

 Introducción al concepto de medio ambiente

 Basta abrir un periódico o ver la televisión para notar que el medio ambiente está de moda. Pero, ¿sabemos realmente de qué estamos hablando? El medio ambiente es el compendio de valores naturales, sociales y culturales existentes en un lugar y un momento determinado, que influyen en la vida material y psicológica del hombre y en el futuro de generaciones venideras.

Objetivos Con el desarrollo de esta Unidad Temática se pretende: – Que alumnos y alumnas distingan los diferentes conceptos y términos que se utilizan habitualmente al referirnos al medio ambiente. – Que el alumnado comprenda las relaciones existentes entre el medio ambiente y el desarrollo económico y social. Introducción al concepto de medio ambiente Basta abrir un periódico o ver la televisión para notar que el medio ambiente está de moda. Pero, ¿sabemos realmente de qué estamos hablando? El medio ambiente es el compendio de valores naturales, sociales y culturales existentes en un lugar y un momento determinado, que influyen en la vida material y psicológica del hombre y en el futuro de generaciones venideras. EL ENTORNO URBANO FORMA PARTE DEL MEDIO AMBIENTE. Es decir, no se trata sólo del espacio en el que se desarrolla la vida de los seres vivos. Abarca, además, seres humanos, animales, plantas, objetos, agua, suelo, aire y las relaciones entre ellos, así como elementos tan intangibles como la cultura. 
No obstante, en este capítulo nos referiremos exclusivamente al componente “natural” del medio ambiente. Por esta razón, es importante que nos situemos y comprendamos la dimensión real de otro concepto cuyo uso es muy común en estos tiempos: La ecología. La ecología es una ciencia que nació en 1869. El biólogo alemán Ernest Haeckel la introdujo por primera vez en el vocabulario científico. Para él, se trataba de una ciencia que debía estudiar las relaciones que ocurrían entre los diferentes seres vivos y el sitio en el que se desarrollaba su vida. En la actualidad, se reconoce a la ecología como la ciencia que se encarga del estudio y análisis de los ecosistemas. Se denomina e c o s i s t e m a al espacio constituido por un medio físico concreto y todos los seres que viven en él, así como las relaciones que se dan entre ellos. Todos los seres vivos se desarrollan dentro de un ecosistema. Ejemplos de ecosistema serían, un bosque, un estanque o una ciudad, con sus correspondientes plantas y animales, pero también –y a otra escala– lo sería, un árbol o nuestra propia piel. Es muy importante reseñar que estos ecosistemas no son estáticos sino que por el contrario, evolucionan y cambian bajo unas condiciones determinadas. En los procesos relacionados con la vida, los equilibrios siempre son dinámicos. De los diferentes seres vivos que habitan en la Tierra, destacan los animales y las plantas. Nos referiremos a la f l o r a de un lugar como el conjunto de especies de plantas que allí viven. ELEMENTO DE FLORA. Hablaremos de fauna, haciendo referencia a las diferentes especies animales que habitan un determinado lugar. Quizá merezca la pena resaltar que, en la actualidad, existen muchos seres vivos que no son ni animales ni plantas. Los hongos o las bacterias, por ejemplo, son dos grupos independientes de éstos. Su papel dentro de la naturaleza es también de gran importa 
. Al territorio concreto en el que viven varias especies, tanto animales como vegetales y de otro tipo, que mantienen ciertas relaciones de dependencia entre ellas y con el lu- MÓDULO DE SENSIBILIZACIÓN AMBIENTAL .

El término medio ambiente es en origen una expresión redundante, ya que “medio” y “ambiente” son aquí sinónimos. Su origen está en la palabra inglesa environment que se traduce como “el entorno vital del individuo o las circunstancias en que vive una persona”. Pues bien, existen diversas teorías acerca del origen del concepto pero de todas ellas la más admitida parece ser una según la cual una secretaria de Naciones Unidas habría traducido en la Declaración de Estocolmo (1972) la palabra del inglés al español por “medio o ambiente”. Tras ella un legislador español, que supuestamente carecía de formación en cuanto a terminología ecológica se refiere, habría olvidado escribir la conjunción “o” y uniendo así esas dos palabras se impuso en la legislación el uso de la palabra compuesta.
Utilizar habitualmente este término ha llevado a creer que lo correcto es decir “medio ambiente“, pero como ya se ha dicho es una redundancia y actualmente son muchas las voces que se posicionan a favor del uso de “medio” o de “ambiente”, lo que ha hecho que a día de hoy ya se utilice indistintamente el término ambiente, medio o medio ambiente para referirse al mismo concepto.
Fuera ya de disputas terminológicas, el medio ambiente lo abarca todo, el paisaje, los bosques, las ciudades, los campos de cultivo, el aire que respiramos... incluso los habitantes del planeta que como seres humanos forman parte del medio.
Lo que es evidente, es que cada individuo percibe el medio ambiente de un modo distinto, dependiendo por ejemplo de la educación que haya recibido, el lugar del mundo en el que habite o la ideología o religión que profese, generándose así un concepto muy abierto y subjetivo.
En general, la sociedad occidental tiene claro que en el término medio ambiente están recogidos el medio físico (ríos, mares y océanos, valles y montañas…) y biótico (animales, plantas, hongos…), pero es menos frecuente que el ciudadano sepa que también forman parte del mismo el medio socio-cultural y económico, que a través de la actividad humana condiciona a los otros y a su vez influye de manera directa en las generaciones venideras.
Es fundamental saber esto, ya que una estructura tan compleja necesita que todos sus componentes El término medio ambiente es en origen una expresión redundante, ya que “medio” y “ambiente” son aquí sinónimos. Su origen está en la palabra inglesa environment que se traduce como “el entorno vital del individuo o las circunstancias en que vive una persona”. Pues bien, existen diversas teorías acerca del origen del concepto pero de todas ellas la más admitida parece ser una según la cual una secretaria de Naciones Unidas habría traducido en la Declaración de Estocolmo (1972) la palabra del inglés al español por “medio o ambiente”. Tras ella un legislador español, que supuestamente carecía de formación en cuanto a terminología ecológica se refiere, habría olvidado escribir la conjunción “o” y uniendo así esas dos palabras se impuso en la legislación el uso de la palabra compuesta.

Utilizar habitualmente este término ha llevado a creer que lo correcto es decir “medio ambiente“, pero como ya se ha dicho es una redundancia y actualmente son muchas las voces que se posicionan a favor del uso de “medio” o de “ambiente”, lo que ha hecho que a día de hoy ya se utilice indistintamente el término ambiente, medio o medio ambiente para referirse al mismo concepto.

Fuera ya de disputas terminológicas, el medio ambiente lo abarca todo, el paisaje, los bosques, las ciudades, los campos de cultivo, el aire que respiramos... incluso los habitantes del planeta que como seres humanos forman parte del medio.
Lo que es evidente, es que cada individuo percibe el medio ambiente de un modo distinto, dependiendo por ejemplo de la educación que haya recibido, el lugar del mundo en el que habite o la ideología o religión que profese, generándose así un concepto muy abierto y subjetivo.

En general, la sociedad occidental tiene claro que en el término medio ambiente están recogidos el medio físico (ríos, mares y océanos, valles y montañas…) y biótico (animales, plantas, hongos…), pero es menos frecuente que el ciudadano sepa que también forman parte del mismo el medio socio-cultural y económico, que a través de la actividad humana condiciona a los otros y a su vez influye de manera directa en las generaciones venideras.

Es fundamental saber esto, ya que una estructura tan compleja necesita que todos sus componentes interactúen entre sí de forma armónica, para alcanzar un equilibrio que permita preservar los pilares que sostienen el conjunto.
Pero además de complejo el medio es frágil, y está demostrado que cualquier modificación en alguno de estos factores afecta al equilibrio natural que permite la vida en el planeta. Así la biosfera, esa fina capa de la Tierra que contiene todas las formas de vida, se reparte en ecosistemas más pequeños (un río, un lago, un bosque o una pradera contienen ecosistemas que funcionan por sí mismos, con su parte viva y su entorno físico) los cuales a su vez se rigen por sus propias reglas que van ensamblándose para participar del equilibrio global.

Todos los componentes de la biosfera interpretan un papel distinto, sin el cual el resto de “actores” no podrían interpretar el suyo. De esta manera, los organismos especializados en captar energía del sol y materiales del medio físico, sirven de alimento a otros seres que a su vez sirven de sustento a otros que al morir, son descompuestos por otros organismos que devuelven la materia al sustrato.

De la misma manera, en el medio físico también se producen ciclos cerrados que se repiten secularmente en nuestro planeta y que mantienen ese equilibrio necesario para que se produzca la vida, destacando sobre el resto el ciclo del agua (evaporación / precipitación/ desplazamiento/ acumulación/ evaporación).

Actualmente, nuestro planeta sufre cambios a mayor velocidad que en épocas anteriores debido a la presencia del ser humano, “el mayor de todos los agentes de desestabilización biótica que la Tierra ha conocido. Únicamente el primitivo bombardeo de la Tierra por asteroides produjo un mayor impacto sobre los seres vivos del planeta” [Cleveland P. Hickman, Jr.; 1998].

El homo sapiens es capaz de alterar profundamente los ecosistemas, introduciendo elementos que antes no formaban parte de los mismos o haciendo desaparecer otros que mantenían el equilibrio, acelerando ciertos procesos y ralentizando otros, agotando reservas naturales y acumulando residuos en lugares ecológicamente vulnerables.

Es la tecnología desarrollada por el hombre la que ha hecho que no se conozca ninguna otra especie que tenga o haya tenido esa capacidad de transformación sobre el medio. Debido a esa capacidad que ha permitido al ser humano alcanzar altísimas cotas de bienestar en los países desarrollados, existe una corriente que piensa que todo se puede resolver mediante el desarrollo tecnológico, incluso los problemas generados sobre el medio ambiente.

Es difícilmente defendible que la solución de un problema pueda ser el origen del mismo, ya que la acción tecnológica del hombre no engrana con el equilibrio natural del planeta.

Sin embargo, no siempre ha sido así, antes de la Revolución Industrial los seres humanos habitaban grandes extensiones en equilibrio con el medio y aún a día de hoy lo hacen en muchos lugares.

La realidad es que en el mundo de hoy, quedan pocos espacios vírgenes por lo que es necesario que nuestra sociedad empiece a ver al hombre como un elemento más de un medio mayoritariamente antropizado. Las políticas proteccionistas mal entendidas han llevado a la degradación de ecosistemas donde el hombre intervenía en equilibrio con su entorno (por ejemplo, la dehesa) y al agotamiento de espacios naturales que han quedado aislados del resto por la construcción de barreras físicas como carreteras, líneas de ferrocarril, canales, etc.

El hombre de a pie debe empezar a reconocer como ecosistema, una explotación agrícola o ganadera, una ciudad e incluso un complejo industrial, para adquirir conciencia de su repercusión sobre el resto de la biosfera y a partir de ahí cambiar el modelo de desarrollo, empezando por desterrar la visión del medio ambiente como algo que se puede guardar en un zoológico o tras una valla con el cartel que diga “Parque Nacional”. entre sí de forma armónica, para alcanzar un equilibrio que permita preservar los pilares que sostienen el conjunto.
Pero además de complejo el medio es frágil, y está demostrado que cualquier modificación en alguno de estos factores afecta al equilibrio natural que permite la vida en el planeta. Así la biosfera, esa fina capa de la Tierra que contiene todas las formas de vida, se reparte en ecosistemas más pequeños (un río, un lago, un bosque o una pradera contienen ecosistemas que funcionan por sí mismos, con su parte viva y su entorno físico) los cuales a su vez se rigen por sus propias reglas que van ensamblándose para participar del equilibrio global.
Todos los componentes de la biosfera interpretan un papel distinto, sin el cual el resto de “actores” no podrían interpretar el suyo. De esta manera, los organismos especializados en captar energía del sol y materiales del medio físico, sirven de alimento a otros seres que a su vez sirven de sustento a otros que al morir, son descompuestos por otros organismos que devuelven la materia al sustrato.
De la misma manera, en el medio físico también se producen ciclos cerrados que se repiten secularmente en nuestro planeta y que mantienen ese equilibrio necesario para que se produzca la vida, destacando sobre el resto el ciclo del agua (evaporación / precipitación/ desplazamiento/ acumulación/ evaporación).
Actualmente, nuestro planeta sufre cambios a mayor velocidad que en épocas anteriores debido a la presencia del ser humano, “el mayor de todos los agentes de desestabilización biótica que la Tierra ha conocido. Únicamente el primitivo bombardeo de la Tierra por asteroides produjo un mayor impacto sobre los seres vivos del planeta” [Cleveland P. Hickman, Jr.; 1998].
El homo sapiens es capaz de alterar profundamente los ecosistemas, introduciendo elementos que antes no formaban parte de los mismos o haciendo desaparecer otros que mantenían el equilibrio, acelerando ciertos procesos y ralentizando otros, agotando reservas naturales y acumulando residuos en lugares ecológicamente vulnerables.
Es la tecnología desarrollada por el hombre la que ha hecho que no se conozca ninguna otra especie que tenga o haya tenido esa capacidad de transformación sobre el medio. Debido a esa capacidad que ha permitido al ser humano alcanzar altísimas cotas de bienestar en los países desarrollados, existe una corriente que piensa que todo se puede resolver mediante el desarrollo tecnológico, incluso los problemas generados sobre el medio ambiente.
Es difícilmente defendible que la solución de un problema pueda ser el origen del mismo, ya que la acción tecnológica del hombre no engrana con el equilibrio natural del planeta.
Sin embargo, no siempre ha sido así, antes de la Revolución Industrial los seres humanos habitaban grandes extensiones en equilibrio con el medio y aún a día de hoy lo hacen en muchos lugares.
La realidad es que en el mundo de hoy, quedan pocos espacios vírgenes por lo que es necesario que nuestra sociedad empiece a ver al hombre como un elemento más de un medio mayoritariamente antropizado. Las políticas proteccionistas mal entendidas han llevado a la degradación de ecosistemas donde el hombre intervenía en equilibrio con su entorno (por ejemplo, la dehesa) y al agotamiento de espacios naturales que han quedado aislados del resto por la construcción de barreras físicas como carreteras, líneas de ferrocarril, canales, etc.
El hombre de a pie debe empezar a reconocer como ecosistema, una explotación agrícola o ganadera, una ciudad e incluso un complejo industrial, para adquirir conciencia de su repercusión sobre el resto de la biosfera y a partir de ahí cambiar el modelo de desarrollo, empezando por desterrar la visión del medio ambiente como algo que se puede guardar en un zoológico o tras una valla con el cartel que diga “Parque Nacional”.